Agencia de Noticias Hawzah- Hablando en una ceremonia en Baalbek con motivo del 40º aniversario del fallecimiento de Mustafa Yahfoufi, el Sheij Qabalan enfatizó la santidad de la vida humana, afirmando que "el hombre es la más grande de las creaciones sagradas de Dios, y no hay santidad para los intereses humanos excepto en presencia de una autoridad justa y responsable".
Enfatizó que todos los libaneses—musulmanes y cristianos, suníes y chiíes, drusos, alauíes y otros—son iguales como servidores de Dios, advirtiendo que la discriminación religiosa ataca los mismos cimientos de la sociedad y socava la cohesión nacional.
"Un país que carece de ciudadanos honestos, competentes y experimentados es un país fallido, destinado al colapso", dijo Qabalan, añadiendo que la incitación sectaria erosiona el tejido moral y social de la nación.
El alto clérigo chiíta también criticó a las dirigencias políticas que ignoran el sufrimiento del pueblo. "No hay bondad en ninguna autoridad, gobierno o política que ignore los intereses nacionales o cierre los ojos al dolor de su pueblo", afirmó, describiendo el silencio ante la injusticia como una traición a la confianza divina. "Nunca traicionaremos al Líbano".
Refiriéndose al deterioro de las condiciones en el Líbano, el Sheij Qabalan advirtió que el país enfrenta una fase crítica y peligrosa, subrayando que la unidad nacional es "el pan de la supervivencia del Líbano". Instó a los actores políticos a comprender plenamente la sensible posición regional del Líbano, señalando que la región en general sigue abierta a desarrollos impredecibles.
"La historia ha demostrado que somos un pueblo más grande que la división y la fragmentación, aunque el mundo y la región nos arrastran hacia la desunión a través de sus juegos políticos", afirmó. Hizo un llamado a una autoridad nacional unificadora que trate a todas las regiones por igual, "una que trate al sur como Beirut, a la Bekaa como al norte, y a Monte Amel como al Monte Líbano".
El Sheij Qabalan condenó enérgicamente la agresión sionista en curso contra el sur del Líbano y la Bekaa, describiéndola como un grave asalto a la soberanía nacional que también amenaza el corazón de la capital, Beirut. A pesar de estos peligros, lamentó que la autoridad gobernante permanezca atrapada en lo que describió como "la peor forma de parálisis nacional".
Advirtió además que, a pesar de que el Líbano enfrenta amenazas existenciales y severas crisis sociales, económicas, profesionales y financieras, algunas fuerzas políticas continúan persiguiendo agendas internacionales y regionales a expensas de las realidades e intereses del Líbano. "Este camino conduce directamente al corazón de una peligrosa explosión", advirtió, haciendo un llamado a una reevaluación urgente de los riesgos y un nuevo cálculo de las prioridades soberanas del Líbano.
"Somos árabes, pero los libaneses son libaneses por encima de todo", dijo el Sheij Qabalan, enfatizando la necesidad de una autoridad nacional verdaderamente soberana, libre de tutela externa y dominación destructiva. Concluyó advirtiendo que explotar las circunstancias regionales e internacionales para dividir el país o imponer condiciones que violen la soberanía nacional "nunca pasará", insistiendo en que el poder político debe servir a todo el Líbano, o no debería existir en absoluto.
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